A pocas cuadras de nuestra casa se levanta la primera iglesia ortodoxa de Argentina (y de Sudamérica) apareció en 1901 en el centro histórico de la ciudad de Buenos Aires. Allí se alzó la Catedral de la Santísima Trinidad. Es importante destacar que la Iglesia Ortodoxa Rusa tradicionalmente desempeña un importante papel en la vida de esta inmigración. Es muy bien aplicable en Argentina el adagio: “a donde llegue el ruso ortodoxo, ante todo construye una iglesia”.
Actualmente, en la Argentina hay más de veinte templos, que pertenecen a la Iglesia Ortodoxa Rusa o a la Iglesia Ortodoxa Rusa en el Extranjero.
La historia de la Iglesia Ortodoxa Rusa en Argentina, y particularmente en Buenos Aires, es muy representativa de los intercambios culturales que se dieron en esta tierra de inmigrantes. Habiendo casi una media docena de ortodoxos rusos, se estableció a solicitud de los ortodoxos de otras nacionalidades la primera y única Iglesia Ortodoxa en el continente sudamericano. En enero de 1889 fue celebrada por el Reverendo Padre Miguel Petrovich Ivanoff la primera misa ortodoxa en la Iglesia ubicada en dos salones alquilados al efecto en una modesta casa de la calle Talcahuano. En abril de 1891, el joven Constantino Izrastsoff, superior de la Iglesia en Buenos Aires prometió poner todos sus empeños para darle una nueva y más prestigiosa locación a este culto en la ciudad. Para tal fin se reunieron los griegos, yugoslavos, sirios, libaneses, búlgaros y rumanos de religión cristiana ortodoxa con los rusos ortodoxos, que para entonces eran un grupo minoritario.
En 1897, el Reverendo Padre Constantino Izrastzoff emprende un viaje a Rusia para dirigir un llamado de colaboración para la iniciativa que se había propuesto.
Estos esfuerzos merecieron la aprobación del Emperador Nicolás II, y de varios otros miembros de la familia imperial quienes contribuyeron con generosas donaciones.
Gracias a esta gestión en Rusia, se pudo dar comienzo a la obra y en diciembre de 1898, día de San Nicolás, fiesta onomástica del Emperador Mártir Nicolás II, se colocó la piedra fundamental de la iglesia. Los planos, conforme al anteproyecto trazado por el famoso académico M. T. Preobrazshensky, arquitecto del Santo Sínodo de Rusia, fueron confeccionados por el arquitecto Don Alejandro Cristophersen, quien dirigió la obra.
El 6 de octubre de 1901, se realizó la bendición del templo de la Santísima trinidad, en la calle Brasil al 315, justo en frente de Parque Lezama. El evento se eaizó en presencia del Señor Presidente de la República, Teniente General Julio A. Roca, Ministros del Poder Ejecutivo, Cuerpo Diplomático y autoridades nacionales y municipales.
El templo refleja de manera fiel el estilo moscovita del siglo XVII. En el frente, en mosaico veneciano, hay una representación de la Santísima Trinidad realizado en San Petersburgo. Cuenta con cinco cúpulas turquesa (una mayor y cuatro menores). El Zar Nicolás II donó asimismo piezas de gran valor que, alternando con vitrales multicolores, constituyen el prestigioso interior de este templo En 1903 llega a la Argentina un ayudante, el Reverendo Padre Nifont, quien siendo sirio fue un colaborador meritorio, pues oficiaba en árabe. Alternando el griego, el eslavo, el árabe y el español, se celebraban los oficios para los parroquianos ortodoxos de diferentes nacionalidades. Al fallecer el Padre Nifont le sucedieron los viarios: Reverendo Padre Pablo Jury; luego el Reverendo Gregorio Abú Hatab ya éste último el Reverendísimo Archimandrita Monseñor Ignacio Aburrus, quien fuera especialmente recomendado por su Santidad Kir Gregorio Haddad, Patriarca de Antioquia.
Es por ello, que entre sus principales méritos, se destaca el hecho de congregar en la fe a los creyentes ortodoxos de diferentes nacionalidades y muy disímiles culturas, quienes en una tierra muy distante de su lugar de origen, pudieron practicar libremente la posibilidad de asociación en pos de objetivos comunes, dando frutos de gran valor para la posteridad.
En 1911, el padre Constantino obtiene un importantísimo préstamo por parte del Sr. Nicolás Mihanovich y construye una casa de rentas en la Calle Europa, hoy Carlos Calvo al 500, disponiendo de 14 departamentos. Gracias a este emprendimiento, la iglesia gozó de plena autonomía durante casi un siglo. Esto no solo permitió mantener el culto, al clero y sus familias, sino también serviría para asistir a cientos de refugiados que llegarían más tarde a estas tierras.
Como consecuencia de la revolución bolchevique en Rusia, comenzaron a llegar al país los primeros refugiados rusos, en su mayor parte intelectuales acompañados de sus familias. No quedando ni Ministro ni Cónsul, sino solo la representación eclesiástica, recayó sobre Monseñor Constantino, la difícil tarea de albergar, ubicar y proteger a estos refugiados hermanos.
A raíz de la caída del Imperio Ruso, los griegos y los sirio-libaneses formaron sus propias parroquias con sus sacerdotes nacionales. Con todos ellos, la comuniad ortodoxa rusa, conserva relaciones fraternales y filiación espiritual.
Un hecho histórico particularmente destacable de los últimos años fue la realización del 7° Congreso Internacional de la Juventud Ortodoxa Rusa. El mismo se llevó a cabo en Buenos Aires, siendo centro litúrgico del mismo el templo de la calle Brasil. Concurrió a él más de un centenar de jóvenes de Argentina, Rusia, Francia, Bélgica, Alemania, Italia, Inglaterra, Australia, Canadá, Estados Unidos, Venezuela, Brasil, Chile, Uruguay y Paraguay.
En 1998 la Iglesia festejó los 100 años de la Consagración de la Catedral de la Santísima Trinidad con la participación en los oficios liturgicos, de muchos invitados tanto del País como del Exterior, entre los que debemos destacar al Secretario del Sinodo, Monseñor Arzobispo Laurus y Monseñor Alejandro, Obispo de la Argentina y Sudamérica de la Iglesia Ortodoxa Rusa en la Diáspora. Se realizaron un concierto en el Teatro San Martín de esta Capital y exposiciones en varias salas.